viernes, 19 de noviembre de 2010

"El Intocable"

Hay un rumor extranjero que trae nuevas de viejos amores modernos cuyos detalles están grabados en madera de una forma indescifrable y tenuemente perdurable. Ahí se cuentan las andanzas de "El Intocable", alguien a quien ya nadie conoce pero del que alguien habla cuando nadie escucha. Su historia conocida está compuesta de millones de retazos, como un caleidoscopio gigante, pequeñas lentejuelas brillantes, cada una con algo que contar, aunque sólo quienes allí las dejaron saben a ciencia cierta ese algo.

Allá por el año 1942, "El Intocable" se enamoró de Sara Tancredi, una pelirroja con el pelo del color de Italia, de donde era oriundo su anterior amor: Pipo, que resultó ser de una sola opción sexual, cosas de fetos y gametos. Por desgracia, Sara Tancredi le abandonó por culpa de un nuevo hombre antiguo, Michael Sorela, que hizo su aparición estelar en torno a 500 ó 600 meses después. Sara Tancredi, desolada por su fracaso matrimonial, pidió ayuda a su amiga Luza, que habitaba un cuadrado perfectamente delineado en el centro de un pinar al que se llegaba por un sendero con curvas de hasta 400 o 2000 grados.

Se cree que una tal Lola tomó parte activa de su vida y cobró más importancia que nadie en esta crónica, pero es algo que aún está por confirmar.

Muchos estudiosos han abandonado sus trabajos junto a las inscripciones, mecidos por la locura, aunque la mayoría los retoman durante unos años para acabar ocultándolos después de por vida.

No contaré más, en parte porque no sé y en parte porque no debo, sólo añadiré que todos tenemos dentro un "El Intocable" que bebe de Sara Tancredi y a veces se fía más de Pipo que de Lola. A todos nos ha sabido la boca a lágrimas de Michael Sorela y por eso hemos tenido que calmar a Luza y hacerle más caso a Lola, que al final es la que manda o estás muerto, la auténtica "Intocable".