
Todos conocemos el mito de
Ícaro, un hombre al que tachaban de loco por intentar un sueño de muchos hombres, volar. El problema fue que su idea era llegar al sol con unas alas hechas de cera y plumas, que según cuentan le permitieron volar algunos metros, hasta que el sol derritió la cera y cayó al vacío muriendo como consecuencia de la caída.
Pues
tachadme de loco si queréis, pero yo quiero ser ese hombre y de hecho ahora mismo creo que me parezco bastante, una versión más moderna obviamente, pero el verdadero mensaje que yo extraigo de esa leyenda es el hecho de que hay hombres valientes y hombres cobardes, quizás esté extrapolando el mito, pero pensad que ese hombre murió defendiendo algo en lo que él creía, vale que era un tanto absurdo pensar en llegar al sol con alas de cera, pero eran sus ideales y murió por ellos.
Bueno, el caso es que recientemente me he dado cuenta de que su mito encaja
practicamente a la perfección con muchas facetas de la vida, voy a hablar de eso, pero no voy a explicar nada.
Me sentí caer antes de querer volar y como "novato" en estos terrenos que soy elegí probablemente la peor opción para lograr mi objetivo, unas alas de cera con plumas de hormigón, pronto descubrí que el peso de las plumas no me dejaba subir, así que aparté mi sueño de mi vida mientras buscaba otras plumas mejores, las encontré y pensaba que eran buenas aunque fueran de plomo, evidentemente me estampé de igual manera, pero al menos me había acercado un poco más al sol. A la 3º va la vencida, me dije, y sin comerlo ni beberlo me
vi embarcado en un nuevo vuelo hacia el mismo destino, esta vez con las plumas más ligeras, dulces y confortables que puedan existir, alcancé el sol está vez, pero no llegué a su núcleo, mis alas se fundieron antes, por fortuna todo lo que se funde se puede volver a fundir y moldear para reconstruir la
estructura original o mejorarla, el tiempo hablará al respecto, pero por el momento me encuentro con las alas fundidas y desplumadas, aunque mi objetivo ya es inalcanzable, bueno, supongo que habrá más astros o planetas, quién sabe, de nuevo el tiempo dictará su sentencia inapelable. El mayor problema ahora para un hombre con sueños locos es no poder volar, el sentirse anclado a una cicatriz en las alas y el saber también que cualquier nuevo objetivo de vuelo te llenará y
satisfará menos que ese sol al que has intentado llegar varias veces, porque si bien yo nunca alcancé su núcleo, él abarcó todo mi ser y eso es la cicatriz más grande de mis alas y la que más duele, pensar que habías alcanzado tu objetivo y darte cuenta de que no cuando ya habías empezado a soñar con un futuro, por desgracia o por fortuna el futuro siempre es incierto.
La experiencia es un rango y lo que no mata te hace más fuerte,¿no? En ese caso si salgo de esta seré de los hombres más sabios y fuertes del mundo, sólo un consejo, elegid bien a dónde voláis y con qué, pues cuanto más alto llega uno, más dolorosa es la caída y si vuestras alas en vez de fundirse se rompen siempre tendréis un punto débil en esas alas.
Espero que me entiendas...