martes, 31 de agosto de 2010
¿Acaso tú lo sabes?
Creo que ustedes, damas y caballeros, y algo de mí mismo, es el por qué.
lunes, 23 de agosto de 2010
Castigo Divino
- ¿Te alegras de verme?
No se qué pensaba responder a esa pregunta, pero seguro que ya no se alegra. Mientras se retuerce en el suelo aprovecho para quitarle el arma y rematarlo. ¿Dónde estará la hija del pastelero? Entro en la trastienda y premio, una niña de unos seis años me mira aterrorizada desde las cuerdas que la inmovilizan en la posición que tiene un caballito de madera. Por las cosas que hay en esa trastienda, creo haberme equivocado de lugar y haber entrado en un museo de la inquisición. Desato a la niña, le doy quinientos billetes, le digo que se compre una infancia y salgo de ese horror.
Avanzo unos metros, me quito la máscara, enciendo una barra de incienso en ofrenda a la dama Nicotina, Londres invade mi boca, mi garganta y mis pulmones. Mis pasos se hacen cada vez más pesados, vuelvo a ponerme la máscara y corro. Llego a un callejón, me impulso con un contenedor y salto el muro, al otro lado, desde mi tejado de violinista, tengo la ciudad a mis pies.
Salto al suelo avivando en el vuelo las brasas que penden de mis labios. Tiro el cigarro, me bajo la máscara del todo, cargo la escopeta, entro al bar de enfrente. Toda esa mierda me mira, el camarero no hace preguntas y pone directamente un pequeño vaso de bourbon, su delicioso contenido vibra como el aire mecido por el murmullo de tantas bocas sin dientes. Un codo se acerca a mí:
- Tío, ¿qué haces con esa careta de tolai?
- ¿Y tú con esos trozos de cristal por la cara?
- ¿Qué?
Antes de que hubiera partido el vaso, el camarero ya había ido a por la fregona para la sangre.
- Me refería a esos trozos de cristal.
El antro comenzaba a vaciarse por mi presencia, aquello no me importaba, el camarero es un tipo con una charla agradable, lo que sí me jodía era que aquel pedazo de mierda tratara de escaparse. Fue mi escopeta la que le dijo "Tú no" y sus piernas la obedecieron una vez hechas astillas.
- Hasta luego, Hank.
- Hasta la próxima, Chill.
Me fue muy fácil reunir a aquellos mendigos en la vieja pista de baloncesto, les prometí un trago a cambio de un favor. Ojo por ojo le dije al pedazo de mierda y comenzó a llorar mientras lo desnudaba y lo arrojaba entre aquellos mendigos. Encendí un cigarro a modo de fuegos artificiales y según fueron acabando les fui entregando su néctar de recompensa.
- Ahora tienes el culo como te gusta dejarlo, ¿eh? Espero que tu castigo de Dios sirva de ejemplo para el resto de sotanas. Evitad que los niños se acerquen a vosotros...
miércoles, 11 de agosto de 2010
domingo, 8 de agosto de 2010
Me quito el sombrero y hasta los pantalones
Ayer fue un día cojonudo y no hay otra palabra para definirlo, todo empieza con dos jóvenes que se conocen casi por azar, mis padres, el flechazo fue instantáneo y he podido oír de boca de ambos en confesiones casi privadas de unos padres a un hijo la siguiente frase: "Me casé muy joven, pero me habría casado con tu madre el mismo día que la conocí" "Con 23 años me casé con tu padre, pero el primer día que hablé con él ya dije sí", esta historia continúa con una madre, la mía, que cierto día de 1989, el 7 de Agosto de ese año más concretamente, me pare como segundo fruto de ese amor, desde ese momento (bueno, desde que soy consciente más bien) recuerdo mis cumpleaños de una forma que ningún niño podría olvidar y presumo orgulloso de ser hijo de quienes soy y de tener el hermano que tengo, en definitiva, mi infancia fue de las más felices que pueda imaginar un niño y a pesar de cumplir años en Agosto, cuando todo el mundo está fuera de la ciudad, el simple hecho de celebrarlo con mis padres y mi hermano era para mí una gran alegría, pasé varios de estos cumpleaños también con mis tíos y mis primos en Loporzano, un pueblito aragonés cerca de Huesca que siempre será la segunda casa de mi infancia, esos cumpleaños también rezumaban magia, pero se echaba de menos a la familia más cercana.
Debo nombrar en esta etapa también a mis amigos del barrio y de Lopor y a los pocos que estaban aquí, también a gente con la que he ido perdiendo contacto por azares de la vida.
Luego llegó en instituto y bueno, las cosas comienzan a cambiar en los cumpleaños, ya importa más el ámbito social que envuelve esa celebración. Recuerdo cumpleaños cambiados de fecha y cosas así, pero lo que más recuerdo era cuando me despertaban mis padres con esa sonrisa que dicen que he heredado de ambos y el "Felicidades gordi" de mi hermano.
De la gente de esos años, poco tengo que decir, son etapas de muchos cambios y de grandes problemas absurdos. Así que gracias a todos los que estuvisteis alguna vez y a los que desde entonces estáis.
Pero lo mejor, como siempre, llega al final, tras grandes cambios en mi vida, golpes duros que cuesta encajar y que dejan cicatrices frescas que aunque se sobrelleven dudo que se cierren algún día, llegaron los años finales de instituto, nuevas gentes y algunas no tan nuevas, la universidad, más gente nueva y algunos no tan nuevos y al final, tras una selección inevitable y natural, os quedasteis vosotros, una mezcla de viejos amigos y nuevos amigos que para mí, independientemente del tiempo que nos conozcamos, sois ya amigos de toda la vida y no imagino grandes momentos si no cuentan con vosotros.
Por todo esto y por haberme hecho y seguir haciéndome siempre el tío más feliz del mundo, por todos, los que compartimos sangre y los que no, los que hemos vivido momentos inolvidables y los que aún tenemos momentos que vivir, los que hemos llorado juntos y los que lloraremos, los que habéis estado siempre ahí y los que tenéis ganas de estar, los que nos hemos reído y los que aún tenemos chistes que contarnos, los que estuvisteis de cuerpo presente y los que no pero ahí estabais, por todos, me quito el sombrero y hasta los pantalones y sigue siendo poco para agradeceros toda una felicidad de 21 años.