domingo, 23 de mayo de 2010

El Dios del Cine

Bueno amigos cinéfilos, quiero presentarme hoy, creo que ya he oído demasiadas tonterías como para seguir callado y anónimo, soy el Dios del cine.

Pocos alcanzan a conocerme bien, ni el tío que lleva este blog en el que hoy me hago público, ni vosotros que me leéis ahora, sin embargo todos mentís alguna vez en cosas que no es que me toquen de cerca si no que es que las he hecho yo. A Brandon Lee no lo mató una bala de fogueo, lo maté yo para que el cuervo volviera a la tumba. Fui yo quien hizo que De Niro ganara kilos para estar como un toro salvaje. Yo puse la pistola en el váter para Michael. Yo convencí a Jason para que dejara el hockey. Yo tatué las manos de Robert Mitchum. Yo soy el ladrón de bicicletas y las piernas de Forrest Gump. Soy yo quien se mete la mierda de Tony Montana y el tío al que Marcelus Wallace tiró por la ventana, soy el perfil de Hitchcok y el globo del gran dictador. Soy el aviador que lleva la muerte hacia los talones, el espantapájaros de los chicos del maíz, la banda sonora de la misión, los silbidos del bueno, el feo y el malo, el sol de los lunes, los ojos que le dieron a Tosar, el corte de pelo de Amelie, el ojo de Mike Wazowsky y la alfombra del Nota. Soy la primera pieza del coleccionista de huesos, el matarife de Ze Pequeño o un soldado del BOPE, el coño de Sharon Stone o la matrícula de un día de furia, el rifle de Vasili Zaitsev. Soy el color de la línea más delgada, el púrpura de los ríos o el negro de la milla verde. Soy la mariposa que voló de la escafandra, la pajita de Bardem en mar adentro, el ritmo de Billy Elliot, el sombrero de Powder, la magia de Willow, Elvis a quemarropa o un giro al infierno. Soy el dedo de E.T., las cuchillas de Sweeney Todd, el búho de Merlín y la pajarita de Bitelchús, lo soy todo.

Soy todo el cine, los actores, los personajes, la música, la fotografía, los guiones, los directores, los Oscar, los Goya y los Bafta, los efectos especiales, el 3D, el maquillaje y el vestuario y en mi reino no existe la ficción, porque aquí, en el mundo del cine, cualquier historia es real y posible.

Os invito a entrar en mis aposentos y hacerme el amor, pero os advierto, como ya saben los que han tomado mi mano, que es un amor eterno que va más allá de lo físico y de lo psiquíco.

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