lunes, 30 de septiembre de 2013

Polvo

A veces remover el polvo es la mejor manera de cambiarlo de sitio. Parece obvio, pero esto lo sabe poca gente. Así, muchos dedican buena parte de su existencia a ordenar, clasificar, limpiar, almacenar, etc. Yo dedico la mía a blasfemar y soy alérgico al polvo, así que me interesé bien temprano por saber cómo cambiarlo de sitio mientras me cago en Dios, lo que pasa es que al final uno se da cuenta de que la mayor parte de las veces, sobre todo para un alérgico como yo, es más útil no cambiarlo de sitio, si no simplemente entenderlo como un guardián de esas cosas que no has necesitado en años y que probablemente no volverás a necesitar, pero que, el día menos pensado, cuando una rata se muere en tu bodega, por ejemplo, saldrán a la luz bajo ese polvo denso. Sentirse como un arqueólogo sin salir de casa no tiene precio, bueno sí, aguantar el olor a mierda de rata, pis de rata y cadáver de rata, en mi caso todo esto acompañado de toses y dolores de hombro. Pero bueno, que está guay.

A lo que iba, remover el polvo es la mejor manera de cambiarlo de sitio, porque, al igual que la energía, el polvo ni se crea ni se destruye, pero este cabrón ni se transforma ni hostias ni ná, es polvo y punto y está siempre en todas partes. Cierras algo durante años, de una manera medianamente hermética y el puto polvo está ahí cuando la rata se muere en tu bodega, no sabes cómo demonios ha entrado ahí, pero ahí está, mirándote con sus minúsculos ojos de ácaro, dispuesto a hacerte estornudar y sentir nostalgia, porque, reconozcámoslo, el polvo es a las cosas lo que el blanco y negro al cine o el sepia a las fotos. No quiero decir que el blanco y negro o el sepia te hagan estornudar ni te miren con ojos de ácaro, pero sí que dan como nostalgia, ¿no? Estás ahí decidiendo qué cosas se pueden salvar de los estragos de las ratas y el tiempo y qué cosas no y van saliendo reliquias: una postal enviada en 1921 a Casas del Monte, la cartilla de la mili del recluta Guardiola, un cuaderno de la gran ilustradora y contadora de cuentos Blanca-Esther allá por el 65, cientos de libros de una infancia ya lejana pero que sigue viva y sobre todo polvo, mucho polvo.

Las ratas, como estoy pudiendo comprobar, no respetan nada, han cagado en muchas páginas de Agatha Christie, se han comido trozos de Mortadelo y Filemón y una de ellas eligió morir abrazada a una especie de Action Man de mi niñez, mientras que la otra se recostó en el canto interno de un libro de rol de Los Cazafantasmas, dejándolo inservible. Creo que empezaré a guardar fotos del rey y banderas de España a ver si hacen lo mismo. Jodidas ratas fascistas. Sin embargo, me sorprende de alguna manera que las cosas que tienen mucho polvo muestran pocos indicios de ataques roedores, lo cual claramente indica dos cosas: que a las ratas también les jode el polvo, quizás son alérgicas, y, que si pasas una rata por encima de algo con polvo, el polvo cambia de sitio.

Hay algo que me inquieta, creo que puede haber una conspiración de los Illuminati del Nuevo Orden Mundial para reintroducir el polvo en nuestras casas de alguna manera, porque si no fijaos en lo siguiente: millones de personas barren su casa, llenan con dificultad el recogedor, luchando durante angustiosos minutos con la fina línea de mierda que no es capaz de subir el borde del recogedor ni con la ayuda de la escoba y tras esa titánica lucha, tiran el contenido del recogedor a la basura. Echad cuentas, varias toneladas de polvo van a la basura diariamente, pero no vemos nunca montones de polvo enormes, sí de basura, que unos operarios se encargan de separar, y en esa basura va el polvo y esa basura la trituran y jamás aparece polvo por ningún sitio, pero en nuestras casas sigue apareciendo. La gente cree que los chemtrails son ráfagas químicas para fumigar a la población, yo creo firmemente que lo que rocían es polvo reciclado y que ese negocio mueve millones. Las grandes empresas de escobas, recogedores, bayetas y plumeros financian estos crímenes contra la humanidad con el solo propósito de seguir enriqueciéndose. Pensadlo por un momento, el polvo es universal o casi, nunca se ve polvo en un documental del Amazonas, claro que no, allí nadie pilla una escoba y se pone a barrer, no se genera dinero con eso. Sin embargo, las grandes compañías de la limpieza de polvo se están encargando de deforestar las grandes selvas del mundo para que a alguien le preocupe cambiar el polvo de sitio allí. Avisados quedáis.

En definitiva, que ser alérgico y blasfemo me convierte en un claro objetivo para esa gente de Vileda y cosas así. Que les jodan, pienso seguir barriendo con una escoba hecha de ramitas y echando el polvo a la calle para que no puedan reciclarlo. En realidad no barro mucho, soy alérgico, prefiero dejar el polvo quieto en su sitio para que no me la jueguen. Creo ese vacío en su sistema, acumulo polvo para que no puedan reutilizarlo, pero me llevan ventaja, claramente han sido ellos los que han metido ratas en mi bodega y las han matado usando algún veneno raro, luego se han llevado parte del matarratas para que pensemos que se lo comieron las ratas y han estado un tiempo distribuyendo mierdas de rata por la bodega para que todo parezca realista, eligiendo minuciosamente dónde dejar las ratas muertas y qué libros y cosas llenar de mierda. Cabrones.

Si acaso la cosa fuera a mayores y me convirtieran en polvo, predicad mi palabra, yo os revelo la verdad para salvaros, hermanos del polvo.

No hay comentarios: