domingo, 3 de abril de 2016

Es Difícil

Salió a la calle con los cascos puestos y entonces mi madre interrumpió este relato para preguntarme algo de un botón del mando de la televisión nueva. Él seguía en la calle, esperando a que yo escribiera qué era lo que iba sonando en sus cascos, pero mi hermano justo en ese momento contestó al whatsapp que le escribí a las 18:10. En fin, que el tío este iba escuchando... Me cago en la puta, ahora llama mi tía al fijo. Que va escuchando unas bases libres que ha encontrado por internet. Lleva unos meses planteándose empezar a rapear o a intentarlo, aprender a rapear sería lo correcto, pero él no lo dice así. Su cabeza se va fragmentando y mi madre vuelve a interrumpirme para que mire un perro que está saliendo en la tele. Como iba diciendo, su cabeza se va llenando con un baile de fractales, imágenes sin fin que mi madre interrumpe otra vez por el puto perro, incluso mientras escribo mirando al perro me insiste en que mire al perro. La verdad es que el perro es muy salaíno, pero ahora estoy a otra cosa, creo que no es difícil de entender. Su cerebro está en un viaje ácido, sumido en una espiral que avanza pero que parece no tener fin. Sin embargo le jode, no quiere ese viaje. Quiere que las palabras se le agolpen, que se unan para linchar su masa gris, que formen una batalla campal salpicando tildes y acentos por las paredes de su cráneo. Una maldita masacre y que, al final, los supervivientes se agrupen de tal manera que las rimas salgan solas.

No es tan fácil como parece escuchando a los que lo hacen, con la escritura pasa lo mismo. Lo que ocurre es que mi madre quiere que vuelva a mirar la televisión porque informan de la última victoria del Barça de baloncesto y por si no me había enterado, que a mí me gusta mucho el basket, pero joder, estoy escribiendo o intentándolo al menos. Nuestro protagonista no se frustra, pero tiene prisa y ésta no es buena compañera en estas lides, quiere correr antes de andar y corre, quiere que le salga a la primera y le sale cuando le sale, como a todos. Pero es que tiene un presentimiento, cree que tiene las herramientas y las ideas necesarias para hacerlo perfecto, es una misión divina, su propio dios quiere hablar a través de sus canciones. Es sólo cuestión de tiempo que consiga canalizar el mensaje que debe transmitir. Lo que no termina de entender es que Noé tenía los materiales, el conocimiento y las herramientas para hacer el arca, pero aún así su dios le dio tiempo para hacerla.

No se valora el ensayo. La sangre joven quiere imprimir la energía con la que recorre sus venas en todo lo que él hace, plantando en los surcos de su cerebro la idea de que es mejor estamparse contra el muro y ver si lo atraviesa que pararse a pensar cómo sortearlo. Una suerte de carpe diem imbécil, en pausa porque mi tutora me llama por teléfono para recordarme que mañana he de ir a recoger los papeles de las prácticas. Un ansia de hacer, hacer, hacer, hacer buscando hacer bien lo que se hace. ¿Cuánto más fácil y más perfecto sería el resultado con la preparación suficiente? Eso ni se plantea, la vida es corta y se escapa todo aquello que queremos. Tiene 26 años y la sensación de llegar tarde a todo, de que se le acumulan las sensaciones acreedoras que esperan que las viva. ¿Qué coño va a hacer a los 40? No puede evitar la presión de los grandes que a su edad ya habían grabado su nombre con oro en la historia y se la suda que le digan que eran otras épocas con menos competencia y más oportunidades, donde todavía estaba todo por hacer y una idea mediocre podía llegar a la cima, no como ahora, que las fronteras se llenan de pisadas de genios sin patria que fueron vendidos a quien pudiera pagarles algo, lo que fuera, con tal de seguir vivos.

Su cabeza lleva un rato en blanco y la mía también, ahora no me distraía nadie, simplemente me quedé en la suma de todos los colores, sin que el chispazo de las neuronas alcanzara el final de la etapa que se encuentra en mis dedos. Creo que lo voy a dejar aquí, si él termina lanzando su mensaje ya lo escucharemos por ahí, si yo termino lanzando el mío, ya lo leeremos por ahí.

No hay comentarios: