sábado, 9 de octubre de 2010

Cronofobia II

Sigo comiendo del tic tac acompasado, sigo teniendo la vida por cubierto y a tí por alimento.

Tiempo te odio, eres dócil y moldeable y férreo e inapelable. Eres dulcemente sobornable y sin embargo te han fijado para que te rompamos. Las agujas del reloj son espadas de Damocles que saben el momento exacto en el que abalanzarse sobre nuestra cabeza, a pesar de que a veces creamos escapar de ellas o acercarnos a ese instante a pasos agigantados. Tiempo nunca eres el mismo, eres caduco y eterno, distinto para todos y oficialmente igual para unos cuantos y otro cuantos. Te divides en ministerios dentro de los cerebros, en calendarios, en fuentes, en calles, en ciudades enteras, en las estrellas, en flores marchitas que reflorecen en la próxima temporada, en sonrisas de dientes que ya se han ido para siempre o que yacen bajo metros y metros de tierra esperando otra sonrisa que los desentierre, tiempo de mierda, eres torrente amado que nos hace envejecer en un eje que creemos hacia delante sin saberlo, fluctuamos a tu antojo creyendo dominarte, tratando de hacer reglas nuestras en un juego que es tuyo, olvidar es darte por ganada la partida aunque recordar es aceptar que eres tú quien manda. Morir es volver a empezar y nacer es volver a morir, nadando en tí, tiempo maldito, que obligas a correr a gentes sin prisa, que haces que pensemos en futuro y pasado. Tiempo de los cojones déjame en paz, vete al infierno. No tengo hambre, no tengo sueño, no a esta hora. Tengo ganas y no puedo, no tengo tiempo, porque el Tiempo me tiene a mí. Nos rodeas con matemática precisión, te has colado en mis rincones más íntimos, ¿cuándo fue esa mirada que cruzaste con aquella chica en aquel bar? ¿Qué más da? Podría ser ahora o no haber sido aún o ser siempre o no ser nunca de no ser por ti, Tiempo, que has de hacer pasar ese momento, no pasar tú, que te mantienes quieto en tu trono, observando y calculando los instantes más pequeños, empleados menores de tu imperio. Tiempo, contra tí me rebelé hace tú y dejé de llevar reloj, pero sigo estando bajo tu control, hasta pienso que sabes que un suicida va a suicidarse con antelación a que lo haga. Fíjate que sorpresa si descubriéramos o inventáramos que todo es simultáneo, que cuando hablo contigo por primera vez Colón está justo descubriendo la que luego se llamaría América, joder, Tiempo, serías la primera máquina humana que domina al hombre. No tengo tan claro que te hayamos "inventado" nosotros, creo más bien que tú nos has inventado a nosotros, quizás tú hayas creado a Dios porque el teísmo para tí está pasado de moda, corresponde a otras épocas que ya has hecho pasar.

Una foto, es un regalo que el Tiempo nos hace, para poder quedarnos en ella cuando queramos y un vídeo es una trampa, Tiempo hace pasar el vídeo, pero la foto se queda ahí, quieta, suspendida en el eje, quizás, más que un regalo, sea lo que Tiempo cuelga del eje para controlar mejor cada cosa, una especie de Memento, fotos para recordar lo que ni siquiera el Tiempo sabe.

Tiempo, déjame invitarte a un café y charlemos, debes ser un ser interesante, aunque te odie.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quita lo de entre paréntesis, anda. Me ha parecido sublime, tanto lo que dices como la manera en que lo dices (por cierto, una prosa, a mi entender, muy poética). Cojonudo, de verdad, ahora mismo no sé qué decirte, porque parece que algunas ideas las has calcado exactamente a como están en mi cabeza (sal de ella, maldito telépata!).
Por último, como decía en la entrada, no sabía donde tenía el poema, pero ya lo he encontrado; y estoy pensando en alguna manera de que esto que has escrito, si consientes, forme parte de ello. Incluso si quieres escribir más. Ahí lo dejo. Un abrazo con la pierna.

guardiola dijo...

Muy bien escrito tio. Anodadado estoy.