viernes, 28 de noviembre de 2008
La revelación
martes, 25 de noviembre de 2008
Hasta la polla
Y otra de humildad y de saber estar y comportarse.
Que conste que esta entrada no va por nada ni nadie en concreto, un tironcillo de orejas para todos (me incluyo).
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Gradación y escala
Volar. Remar. Veleta. Cabrón. Santo. Negar. Afirmar.
Vómito. Ratón. Violeta. Cyan. Sepia. Nieve. Átomo.
Abuelo. Barbudo. Cano. Delicado. Erudito. Frágil. Guasón. Histriónico. Interesante. Jerezano. Kiosquero. Leído. Maduro. Narigudo. Ñoño. Obsoleto. Paternal. Querido. Risueño. Solitario. Temeroso. Utópico. Valiente. Wagneriano. Xilofónico. Yayo.
1. 2. 4. 5. 6. 7. 8. 9.
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The Tool Complex
Podemos mostrar una idea general, la sensación de ser una herramienta para los demás, es decir, aparecer en el momento clave en el que necesitan una herramienta del tipo que sea que resultas ser tú y que una vez resuelto el problema es desechada o guardada sin más importancia para usos posteriores. No obstante esto que a priori puede parecer sencillo, a posteriori se torna enrevesado y complicado pues todos somos instrumentos, herramientas e interactuamos con un entorno de herramientas, todos somos medios y no fines. Ahora bien, la palabra complejo aporta el toque negativo al asunto, pues a pesar de que todos somos herramientas, a algunos puede molestarnos el hecho de ser desechados sin recibir ni la más mínima indemnización, es de bien nacidos ser agradecidos y la mayoría actuamos sin esperar recibir nada a cambio, pero las patadas duelen, amigos y eso puede llegar a ser un auténtico quebradero de cabeza. A todos nos han arreglado la vida alguna vez, la diferencia está en cuantos hemos agradecido o devuelto ese favor y cuantos simplemente hemos desechado la herramienta o la hemos guardado por si volviera a hacer falta sin preocuparnos de ser herramienta para esa herramienta, porque de hecho hay veces que no basta un único utensilio, martillo y cincel, taladro y broca, destornillador y tornillo y así una larga enumeración. Es nuestro deber como herramientas asumir la tarea de serlo para nuestras herramientas también y el hecho de que seremos desechados alguna vez. Pero esperemos ser herramientas verdes, verdes por la esperanza de que algún día no nos guarden en un cajón oscuro sin más herramientas, esperanza por igualdad y porque las deudas de estos calibres sea cierto eso de que se saldan solas. Y hasta aquí mi particular visión de The Tool Complex o El Complejo de Herramienta, surgido de reflexiones de esta índole filosófica sobre medios y fines y que de verdad a veces lleva a quebraderos de cabeza horribles, no viváis pensando que os desecharán, vivid pensando en el tiempo que fuistéis útiles.
martes, 11 de noviembre de 2008
RUTINAS
- Hola cariño, ya estoy aquí. He tardado un poco más, pero ya sabes cómo se pone Pedro con eso de que venga a verte.
- No te preocupes, sabes de sobra que no voy a moverme de aquí. Jajaja.
- Y tú sabes de sobra que no ha tenido gracia.
- No hay que perder nunca el sentido del humor.
- Bueno, vamos a dejarnos de historias. Cuéntame, ¿cómo es aquello?
- Se está muy bien aquí, aunque como es lógico te echo muchísimo de menos, añoro esas noches de estío en las que salíamos a fumar al tejado como dos colegiales y nos quedábamos mirando la Luna embelesados, yo la veía en tus ojos y tú en los míos, a mí me entraba frío y me perdía entre tus brazos, buscando una madriguera en tu pecho que siempre tenía un hueco mullido para mí, nos arropábamos con una colcha hecha de estrellas y aguantábamos allí arriba como el violinista hasta que el sueño nos vencía y entonces me cogías como a las novias de las pelis y me llevabas hasta la cama, entrábamos en calor mediante la estufa de nuestros labios, nuestras manos hacían de abrigos y luego la pasión nos despertaba y corría de una entrepierna a otra. Finalmente, exhaustos y extasiados nos entregábamos a Morfeo. Recuerdo también cuando me leías los poemas que escribías para mí, me hacías sentir una auténtica musa con aquel ritual, me daban ganas de bailar alrededor de una hoguera imaginaria en una especie de trance inducido por tus versos. También me faltan los desayunos que me traías a la cama los domingos por la mañana, me faltan las guerras de almohadas, los tangos de los viernes al llegar a casa, las cenas románticas, los viajes que hicimos, las cartas de cuando aún siendo unos críos empezamos a salir, las fotos, los peluches, los planes de futuro, tus caras cuando mi madre venía a vernos, tus afeitados malos porque llegabas tarde al trabajo, tus besos de despedida, nuestros amigos, el lunar de tu espalda, tu olor, en fin, tantas y tantas cosas que por cotidianas pasan desapercibidas pero que en la distancia cobran una importancia vital. ¿Sabes algo curioso? Echo de menos las rutinas y mira que siempre las he odiado, pues bien, cuando se tiene tanto tiempo libre una no sabe qué hacer. Ni te imaginas cuánto me gustaría estar allí contigo. Aunque cuando vengas a verme te darás cuenta de que esto no está tan mal como siempre hemos pensado, pero seguro que con tu compañía mejora. Mi vida, sigo sintiendo...
- Vámonos Manuel, deja de torturarte. Y hoy duermes en mi casa, ¿eh?
Con estas palabras Pedro alejó a Manuel del féretro donde la mujer de este último yacía, Manuel se secó las lágrimas y como último gesto le dijo a Alba que el también seguía amándola y lanzó un beso al aire, esperando que su mujer pudiera encontrarlo allá donde quiera que estuviese.
Para Sarajá
lunes, 3 de noviembre de 2008
William Caxton
Primeros años, como comerciante
La fecha exacta de su nacimiento se desconoce. Se sabe que Caxton nació en la campiña de Kent entre 1415 y 1422, y fue a Londres a trabajar. En 1438 se le ubica como aprendiz de comerciante de telas, en el taller de Robert Large, quien sería alcalde de Londres al año siguiente. Large murió en 1441, y en 1446 Caxton se marchó a Brujas, centro principal del comercio europeo de textiles. En ese entonces, la ciudad de Brujas estaba gobernada por la casa de Borgoña. En Brujas, Caxton progresó en el comercio textil y destacó entre sus compatriotas afincados en el continente. Obtuvo en 1463 el cargo de ''Gobernador del gremio inglés de comerciantes pacotilleros''. La ''pacotilla'' son los bienes que los marineros podían embarcar por su cuenta, sin tener que pagar flete por ello. En los Países Bajos. Hacia 1470, Caxton se encuentra al servicio de Margarita de York, duquesa de Borgoña y hermana del rey de Inglaterra Eduardo IV. Es probable que Caxton fuera el asesor financiero de la duquesa.
Como impresor
Caxton comenzó a interesarse en la literatura a finales de la década de 1460. En marzo de 1469, Caxton comenzó a traducir el libro Recuyell of the Historyes of Troye, de Raoul Le Fèvre. Caxton abandonó la tarea, desanimado por su pobre dominio del francés; pero la reanudó a petición de la duquesa Margarita, y terminó la traducción en 1471.
En Brujas
Caxton cambió de residencia varias veces entre Flandes, los Países Bajos y Alemania. Cuando residía en Colonia, entre 1470 y 1472, Caxton entró en contacto con la naciente industria de la impresión, y aprendió el arte de imprimir. Según el propio Caxton, se decidió por aprender a imprimir para evitar el cansancio que sufrían sus ojos y su mano con el arduo trabajo de la traducción.
Inmediatamente compró una imprenta con dos juegos de tipos móviles y en 1474 volvió a Brujas a establecer un taller de impresión. Allí, se asoció con Colard Mansion, un afamado copista e ilustrador de códices. El primer libro impreso por Caxton, al año siguiente, fue la traducción que él mismo realizó, del libro Recuyell of the Historyes of Troye. En la misma ciudad, Caxton publicó otros cinco libros, incluyendo la misma obra de Le Fèvre en francés. De los cinco, solamente uno de ellos era en inglés, The game and playe of the chesse, publicado el 31 de marzo de 1475. Este libro era una traducción de dos versiones francesas de De ludo scaccorum, obra del dominico Jacobo de Cessolis, de alrededor del año 1300.
En Londres
Al regresar a su país en 1476, Caxton estableció una imprenta en los terrenos de la Abadía de Westminster. A partir de entonces, su única ocupación fue el imprimir y editar libros, muchas veces escribiendo los prólogos o epílogos de los mismos. Su primera impresión en Inglaterra fue, aparentemente, una Indulgencia otorgada por el abad de Abingdon.
La impresión está fechada el 13 de diciembre de 1476. Al año siguiente, Caxton publicó Dictes or Sayengis of the Philosophres (Dichos de los filósofos, el 18 de noviembre), escrito por el cuñado del rey, Anthony Woodville, Conde de Rivers; quien había hecho la traducción del francés de Guilliaugme de Tignonville. Los Dichos de los filósofos pasaron por ser el primer documento impreso por Caxton en Inglaterra, hasta el descubrimiento de la Indulgencia de 1476. Ese mismo año, Caxton imprimió también una traducción del francés Histoire de Jason, de Raoul Le Fèvre.
La primera edición de Caxton de Los cuentos de Canterbury, apareció en 1478. La edición representaba el trabajo más extenso de Caxton hasta el momento, pues constaba de 374 folios. Cinco años más tarde, reeditaría la obra, añadiéndole más de veinte xilografías y con un texto revisado. Aún en 1478, Caxton imprimió otra obra de Chaucer, la versión de este último de Deconsolatione philosophiae, de Boecio.
El libro más voluminoso que Caxton editó fue La leyenda dorada, en 1483. El libro, de 600.000 palabras y 448 folios impresos a doble columna; era una traducción que el propio Caxton hizo del texto de Jacobo de Vorágine. La traducción fue hecha a partir de una versión francesa de Jean de Vignay, y Caxton tomó la libertad de añadir las vidas de 25 santos que no estaban incluidas en dicha versión. La obra está generosamente ilustrada, 19 de sus xilografías ocupan una página entera.
La muerte de Arturo fue publicada por Caxton el último día de julio de 1485. El autor, Sir Thomas Malory, había muerto catorce años antes, y Caxton organizó la voluminosa obra de la manera que mejor le pareció, dividiéndola en 21 Libros y 507 capítulos. Además, Caxton hizo una revisión completa del texto, añadiendo rúbricas que describían la acción, al principio y final de cada capítulo.
En su imprenta, Caxton produjo romances caballerescos, trabajos de autores clásicos, e historias romanas e inglesas. Los libros que Caxton imprimía eran favorecidos por las clases altas del reino, por lo cual el apoyo financiero que Caxton recibía de la aristocracia y la nobleza era importante, aunque no era indispensable.
Caxton murió en 1492, un año después que su esposa Maude. Fue enterrado en St. Margaret, en Westminster. En 2002, la compañía mediática BBC lo incluyó en la lista de los 100 más grandes ciudadanos británicos de todos los tiempos.
Caxton y el idioma inglés
Cuatro quintas partes del material que Caxton imprimió, están en idioma inglés. Sin embargo, este idioma estaba en un proceso importante de transformación en la época de Caxton; y muchos de los textos que Caxton recibía para impresión, estaban escritos en una amplia variedad de estilos y dialectos. Como Caxton no era un escritor propiamente dicho, sino más bien un técnico, a menudo se enfrentó a dilemas de homogeneización del lenguaje en los libros que imprimió. El alsaciano Wynkyn de Worde, su sucesor en la imprenta, tuvo que enfrentar los mismos problemas.
Por el trabajo realizado con estos textos, se atribuye a William Caxton gran parte del crédito por haber estandarizado al idioma inglés; pues Caxton homogeneizó los textos que originalmente estaban escritos en los muchos dialectos regionales, y contribuyó a la expansión del vocabulario a través de la impresión. Caxton comparte este crédito con su colega contemporáneo Richard Pynson, quien era un estilista más completo y tuvo un mayor impacto en la homogeneización del lenguaje.
Gracias Will.