viernes, 26 de septiembre de 2008

VUELTA A CASA

Frío, un frío que acicala mis huesos y aviva mi ingenio, rápidamente mi cerebro entra en ebullición. No tengo música, voy solo, ya no tengo el abrigo que me diste, sólo tengo un camino que por corto que sea se hará interminable, además iré a oscuras puesto que hace rato ya que has dejado de mirarme. Es demasiado, necesito evaporarme un minuto con el humo malvado y reparador de mi tabaco.

Ya me advirtió mi hermano que yo era como una virginal colegiala y la verdad es que tenía razón, maldita empatía o interconexión, aunque me gusta sentir la furia que a mí me falta y supongo que a él le gustará mi imaginación risueña. También tiene un instinto paternal potenciado que yo tengo menos desarrollado.

Mierda, se me ha acabado el cigarro, todo vuelve a asaltarme salvajemente, vuelve el frío, vuelve a soplar el cierzo entre mis sueños, vuelve la cruel realidad a atarme con sus cadenas de acero, si estuvieras aquí me llevarías volando con tus alas, pero ahora nada ni nadie puede salvarme, estoy solo, solo pero feliz. Guardo una media sonrisa que no se ve y un ansia que nadie conoce.

Por fin llego a mi casa, al abrir la puerta el acogedor abrazo del calor del hogar me sorprende gratamente. Debo hacer poco ruido para no despertar al Sol que está apunto de amanecer. Más abrazos, la cama me envuelve en sus vestiduras como a un mesías y el edredón está dispuesto a morir de hipotermia por mí. Gracias. Dulces sueños.

1 comentario:

Cuco dijo...

buen relato compañero. interesante descubrir tus aventuras literarias. nos vemos tio.