jueves, 11 de diciembre de 2008

Rumores


Se rumorea que un murmullo susurró al oído de un hombre palabras necias de amor, de ese inútil, banal, adolescente, de ese del ir del flor en flor libando impíos e inmaduros néctares, de ese del que no saben ni las musas ni sus madres, de ese plagado de grandes tragedias griegas, de ese por el que más lágrimas habrá aunque menos se merezca. Sin embargo el hombre hizo caso omiso y encontró algo que, siendo ateo como era, jamás pensó que Dios pondría a su alcance, un ángel. Entonces los versos se acobardaron, no se atrevieron a salir de su boca como había pasado ante el espejo y la prosa le sabía a poco para un ser celestial que se hallaba en la Tierra, así que este hombre tembló, tembló como nunca antes, aquella divinad se enojó y se decepcionó, aquel no podía ser el hombre que andaba buscando, el suyo era mucho más resuelto, más deshinibido, aquel que buscaba parecía hablar desde el alma, en una poesía constante sin rima que fluía gracias a ella, aunque ella no fuera consciente. No obstante como ángel que era, fue misericordiosa e intentó que el hombre se relajara, aguantó y esperó hasta el momento adecuado.

Se rumorea que ese hombre buscó al murmullo y le susurró al oído palabras que no pudo comprender y es que este amor es incomprensible para quien ama neciamente.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah, hermano! Su voz calma en la tempestad

Cuco dijo...

al fin y al cabo el amor es algo que puede llegar a ser tan complejo, que probablemente haya más amor necio del que pensamos...

Celtika dijo...

Ah, el amor..... Siempre es bonito leer sobre él, si está bien expresado, or course :-)