domingo, 8 de agosto de 2010

Me quito el sombrero y hasta los pantalones

Ayer fue un día cojonudo y no hay otra palabra para definirlo, todo empieza con dos jóvenes que se conocen casi por azar, mis padres, el flechazo fue instantáneo y he podido oír de boca de ambos en confesiones casi privadas de unos padres a un hijo la siguiente frase: "Me casé muy joven, pero me habría casado con tu madre el mismo día que la conocí" "Con 23 años me casé con tu padre, pero el primer día que hablé con él ya dije sí", esta historia continúa con una madre, la mía, que cierto día de 1989, el 7 de Agosto de ese año más concretamente, me pare como segundo fruto de ese amor, desde ese momento (bueno, desde que soy consciente más bien) recuerdo mis cumpleaños de una forma que ningún niño podría olvidar y presumo orgulloso de ser hijo de quienes soy y de tener el hermano que tengo, en definitiva, mi infancia fue de las más felices que pueda imaginar un niño y a pesar de cumplir años en Agosto, cuando todo el mundo está fuera de la ciudad, el simple hecho de celebrarlo con mis padres y mi hermano era para mí una gran alegría, pasé varios de estos cumpleaños también con mis tíos y mis primos en Loporzano, un pueblito aragonés cerca de Huesca que siempre será la segunda casa de mi infancia, esos cumpleaños también rezumaban magia, pero se echaba de menos a la familia más cercana.

Debo nombrar en esta etapa también a mis amigos del barrio y de Lopor y a los pocos que estaban aquí, también a gente con la que he ido perdiendo contacto por azares de la vida.

Luego llegó en instituto y bueno, las cosas comienzan a cambiar en los cumpleaños, ya importa más el ámbito social que envuelve esa celebración. Recuerdo cumpleaños cambiados de fecha y cosas así, pero lo que más recuerdo era cuando me despertaban mis padres con esa sonrisa que dicen que he heredado de ambos y el "Felicidades gordi" de mi hermano.

De la gente de esos años, poco tengo que decir, son etapas de muchos cambios y de grandes problemas absurdos. Así que gracias a todos los que estuvisteis alguna vez y a los que desde entonces estáis.

Pero lo mejor, como siempre, llega al final, tras grandes cambios en mi vida, golpes duros que cuesta encajar y que dejan cicatrices frescas que aunque se sobrelleven dudo que se cierren algún día, llegaron los años finales de instituto, nuevas gentes y algunas no tan nuevas, la universidad, más gente nueva y algunos no tan nuevos y al final, tras una selección inevitable y natural, os quedasteis vosotros, una mezcla de viejos amigos y nuevos amigos que para mí, independientemente del tiempo que nos conozcamos, sois ya amigos de toda la vida y no imagino grandes momentos si no cuentan con vosotros.

Por todo esto y por haberme hecho y seguir haciéndome siempre el tío más feliz del mundo, por todos, los que compartimos sangre y los que no, los que hemos vivido momentos inolvidables y los que aún tenemos momentos que vivir, los que hemos llorado juntos y los que lloraremos, los que habéis estado siempre ahí y los que tenéis ganas de estar, los que nos hemos reído y los que aún tenemos chistes que contarnos, los que estuvisteis de cuerpo presente y los que no pero ahí estabais, por todos, me quito el sombrero y hasta los pantalones y sigue siendo poco para agradeceros toda una felicidad de 21 años.

2 comentarios:

sara dijo...

Buaaa que pedazo de post enserio yo si que me quito el sombrero!!!! felicidades otra vez por aquí y sobre todo no olvides que tu familia es muy importante y que siempre estará ahí, los amigos en cambio viene y van pero bueno, los verdaderos siempre permanecen, un besazo tio ^^

Celtika dijo...

Un post muy íntimo y lleno de alegrías y esperanza, hasta me das un poco de envidia!! Cómo has llegado a ser tan Bukowskiano con estos antecedentes??