Soñé con fuego sobre la superficie lunar, viéndolo descalzo echado en un césped verde oscurecido por la noche. Tuve pesadillas de cruces y vías muertas. Se me caía la baba anonadado en la copa que sujetaba. Sentí que me caía en la cama tras levitar unos metros por fuera de mi cuerpo, lo que pasa es que no era mi cama, ni tampoco mi cuerpo, pero levitar sí levitaba. Soñé con nieve sobre la superficie del mar, viéndola descalza echada en un banco de arena fina por el viento. Tuve pesadillas de acero y peso muerto. Se me caía en la cara un jarro de agua fría que sujetaba. Sentí que se abría la ventana para que entrase un ser amado, lo que pasa es que no era mi ventana, ni tampoco mi ser amado, pero entrar sí entraba.
Cuando abrí los ojos habían pasado muy pocas horas para la guerra que el estómago me estaba dando. Quise darme la vuelta y seguir a lo mío. Imposible. La vuelta al insomnio parece cada vez más cerca, cuando ya creía que tenía esa lucha ganada. ¿Nuevos fantasmas abren viejas heridas? Estelas, briznas mecidas por el aliento de los descalientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario